Bótox
¿Cómo Funciona la Toxina Botulínica Para las Arrugas?
Para que los músculos se contraigan, nuestras terminaciones nerviosas tienen que darles la “orden” de que lo hagan. Esto ocurre a través de un neurotransmisor llamado acetilcolina que la célula nerviosa “lanza” al músculo para estimular la contracción de éste. Si la toxina botulínica llega a las células nerviosas, impide que éstas liberen la acetilcolina necesaria para que el músculo reciba la “orden” y se contraiga. De esta manera el músculo queda “paralizado” porque nadie le dice que se contraiga. Una vez que la toxina ha hecho su efecto, esa terminación nerviosa queda “bloqueada” durante cerca de 6 meses.
La toxina botulínica bloquea la liberación de acetilcolina por la terminación nerviosa. Debido al efecto que tiene la toxina botulínica en la contracción muscular, el matrimonio Carruthers (dermatólogo y oftalmóloga canadienses) publicaron por primera vez en 1992, que podría usarse para paralizar ciertos músculos de la cara.
Vieron que al inyectar toxina botulínica en los músculos que originan las arrugas de las patas de gallo, la frente o el entrecejo, éstas se atenuaban y desaparecían en muchos casos.
Independientemente de esto, también por su propiedad paralizadora de los músculos, se usa en otras enfermedades como el blefaroespasmo, la distonía cervical, el estrabismo o la vejiga hiperactiva.
El efecto dura de 4 a 6 meses, por lo que el tratamiento debe repetirse para que la desaparición de las arrugas se mantenga.